Mar-Ed Capor

Facción elegida: Caballero Jedi
Nombre: Mar-Ed Capor
Edad: 30
Familia: Desconocida

Armas: Dos espadas láser: una azul y otra verde,

Descripción Física: 1,80 cm. 80 kg. Tiene el pelo medio largo y de color castaño oscuro y los ojos de color marrón. Viste con una túnica jedi blanca, con la capa marrón. Cuando combate, lleva en la mano derecha la espada azul y en la izquierda la verde.

Descripción Psicológica: Amable y generoso con sus amigos y, a veces muy cruel con sus enemigos. Para él, alguien puede pasar de amigo a enemigo en muy poco tiempo. A veces piensa antes de actuar en una batalla, pero otras veces se lanza pase lo que pase. Prefiere evitar luchar si lo puede solucionar hablando. No le importa saltarse las normas de los jedi, ya que cree que algunas son injustas.

Historia: Nací en Coruscant, o eso creo. Cuando tenía unos seis años, desperté en las calles de Coruscant. No recordaba nada, solamente mi nombre y mi edad. Por más que intentaba recordar que pasó solo me veía a mí y a unas imágenes borrosas que intuía que eran mis padres. Por más que preguntaba a la gente nadie sabía nada de mí. Estaba totalmente solo.
Para sobrevivir, me alié con otras personas en mi misma situación. Juntos subsistíamos y éramos como una familia. Hacíamos lo posible por traer todos los días comida.

Por más que pasaba el tiempo, me perseguían siempre las mismas pesadillas. Soñaba con que estaba en un lugar oscuro con las imágenes borrosas de mis padres. De repente, de la oscuridad emergía una luz roja, que más tarde adivinaría que era una espada láser. Intentaba ir hacia atrás pero desde todos los lados, aparecía esa luz. Todas las luces se abalanzaban sobre mí y me cortaban. Volvía la oscuridad. A partir de ese momento del sueño, solo oía sollozos, sin que yo pudiese moverme no decir nada. Ahí despertaba de mis pesadillas.

Un día algo salió mal. Uno de mis aliados robó a quien no tenía que robar, y antes de darnos cuenta teníamos a un grupo de pistoleros en nuestra guarida matándonos uno a uno. Cuando solo quedaba yo, una espada láser verde emergió de la oscuridad y acabó con los bandidos. Era un jedi, más tarde sería mi maestro. Al ver que el arma se parecía a lo que veía en mis sueños, le pedí que me llevase con él. Vio que era sensible a la fuerza y logré que me hiciese su discípulo.
Con él entrené para ser un jedi. Aprendí lo que tenía que aprender, aunque, para ser justos, no fui precisamente un estudiante modelo. Aparte de ser un poco torpe, cosa que mejoraría con el tiempo, era propenso a saltarme las normas. Algunas normas de los jedi me parecían bastante estrictas e injustas así que, a escondidas, me saltaba las normas para hacer lo que quisiese. Nunca nadie me descubrió, creo.

Cuando me convertí en caballero jedi, mi maestro se fue lejos. Dijo que tenía cosas que hacer. No le he vuelto a ver. En su ausencia aprendí algo que quizá nunca debí aprender, los rayos de fuerza. Pese a que me gustan, no suelo usarlos, y menos delante de un jedi. Ahora busco siths. No quiero matarles. No quiero venganza. Quiero respuestas.